martes, 10 de mayo de 2016

¿Por qué estamos tan solos? No estamos solos porque nadie nos quiera, sino porque no sabemos comunicarnos con nadie: estamos solos porque colisionamos con el otro sin penetrar en su misterio y sin que nadie hurgue en el nuestro. La soledad no es un simple producto de la distancia ni un mero vivir sin compañía humana, aunque sin duda estas cosas puedan enardecer e incitar el sentimiento de soledad en una persona, sino un posicionarse en los márgenes de lo humano, como si uno no fuera un hombre, sino un animal indescifrable e impotente, una bestia tullida e ininteligible, incapaz de comunicarse, de amar o de ser amado: el hombre en soledad es un monstruo, un monstruo condenado a relacionarse con el mundo como a través de la pantalla de un televisor: no puede saborear el mundo ni puede evitar percibir su irrealidad, se sabe espectador de un drama absurdo e irónico, pero, al mismo tiempo, los actores le parecen tan creíbles en su papel que desearía poder creerse él mismo parte del tumulto humano, sustancia de su desarrollo, núcleo de su fuego, célula indivisible de su organismo: porque hasta las células se comprenden más mutuamente que nosotros. La soledad no se distingue más que por el sentimiento de incomunicación e impotencia en que vive el sujeto: no es que el mundo le ignore, es que no le atraviesa, su futuro es un cadáver y su idioma un aullido proveniente del infierno. Quienes dicen encontrar un consuelo en la soledad se equivocan: no es que no encuentren, en verdad, un consuelo, sino que no es en la soledad donde lo encuentran: lo encuentran, si acaso, en el ascetismo, pero no en la soledad.

2 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Una acertada definición de la soledad, colisionar con el otro, sin penetrar en su misterio.
No me gusta la idea del ascetismo

Ras Alhague dijo...

Buenas tardes.

Me gusta lo que dices. Hace ya tiempo que pienso en esto de forma parecida a ti. La contraportada de la gran obra de Kafka (o la más conocida, al menos), lo dice: "una fábula sobre la incomunicación humana". Creo que tiene toda la razón al destacar el Demiurgo esa definición, por cierto.

Sin embargo, he de criticar cosas. Venimos a Internet, como quien dice, en una especie de desesperado intento por encontrar el contacto humano que falta en nuestras vidas. O algo así. Y más cosas. La cuestión es que yo sí que veo lo de encontrar consuelo en la soledad. Aunque seguramente sea más adecuado decir "alivio"; alivio porque, en soledad, nos libramos de la molesta invasión de nuestra persona por parte de los demás.

Incluso perteneciendo a ese núcleo de grupo humano que dices, uno puede sentirse solo. Y entonces, de alguna manera, ya no pertenecería, porque no se sentiría parte de ello.

Es todo. Adiós. Sigue escribiendo.