jueves, 28 de abril de 2022

Un buen ciudadano sólo da limosnas a quien se lo merece, no a quien las necesita, así que perfectamente puede negárselas al mendigo que duerme en el banco frente a su puerta y dárselas a Rafa Nadal después de un set brillante.

Un buen ciudadano, en definitiva, nunca da limosnas, sólo da salarios para que la gente haga el ridículo o alguna bufonada a su servicio. Si un hombre desalentado y harapiento le pide una limosna, el buen ciudadano se la niega, a no ser que el hombre sepa cantar, bailar, tocar la guitarra... "No hace falta que cante o baile bien" dice el buen ciudadano, "con que se esfuerce y demuestre reconocer el valor del trabajo duro, es suficiente" remacha. El buen ciudadano es tan vago que para que se meta la mano en el bolsillo hay que atracarlo o hacer el ridículo a su gusto.  Lo que realmente le importa al buen ciudadano es que no creas que es tan generoso de regalarte nada. Ni tan indulgente como para perdonarte el ser un fracasado o el que te haya ido espantosamente mal en la vida. A él no le han regalado nunca nada y tampoco regalará él nada. 

Finalmente, el buen ciudadano recuerda nostálgico y persuasivo a su abuelo. "Mi abuelo siempre me decía que no puedes esperar que la gente te dé las cosas gratis. El que algo quiere, algo le cuesta, decía mi abuelo. Haz lo que sepas, pero haz algo".

El buen ciudadano parece buscar ahora tu aprobación, aunque una sonrisa autocomplaciente aparece en su cara y da la impresión de no necesitarla seriamente. ¿Será la nostalgia, la fuerza de la tradición o  la percepción de sus sentimientos de honda justicia, lo que urde esa sonrisa en el rostro? ¿Por qué sonríe el buen ciudadano? La sonrisa del buen ciudadano no es como la sonrisa del resto de los hombres, es una sonrisa que medra en la cara, una sonrisa que ambiciona el rostro entero, una sonrisa ora imperio, ora infección.

Acerca tu mano al rostro del buen ciudadano, sé pacífico, manso incluso, no le des ningún golpe: acaríciale suavemente con la punta de los dedos y susúrrale al oído diciendo "tranquilo, bebé, tranquilo". Un buen ciudadano en seguida ronroneará, volteará y ofrecerá su tripita.

¡La de buenas personas que hay en el mundo, dóciles, sencillas, amables, caritativas, hombres y mujeres que sólo anhelan ser amados y entregar su enorme y puro amor al universo!


martes, 26 de abril de 2022

VISIÓN

Lo primero que vi al nacer fue una mierda plantada en medio del cuello uterino de mi madre. Una mierda de vaca que alguien había dejado ahí sin ninguna consideración hacia el ser sintiente que estaba por nacer. No fue suficiente con arrastrarme, para nacer también tuve que cavar.

lunes, 25 de abril de 2022

Como ninguno de los grandes textos sagrados nos advirtió jamás sobre las perversidades de poner la mano donde tienes la mirada, las pantallas táctiles se han impuesto; cuando, si uno tiene algo de sentido de la decencia y una ínfima pizca de brillantez intelectual, se percatará en seguida de lo antinatural que resulta. Es que hasta ahora no era siquiera posible poner la mano donde se tenía la mirada. Uno podía, por ejemplo, mirar un árbol y tocarlo, pero el árbol y la mirada no son lo mismo, no hay coordinación volitiva entre el árbol y la mirada –poseída por la mano.

La posesión de la mirada por las manos es una tragedia ya no histórica, sino metafísica. Este trastorno del mundo objetivo, transfiguración retorcidísima del sujeto por el objeto, no puede sino perturbarnos muy profundamente: que las manos posean las miradas, y no al revés. La mano, ventrílocuo y verdugo, domina, ejerce su tremendo poder autoritario contra la mirada. Y la mirada, colonizada y enmudecida…, enajenada y atomizada, padeciendo en el centro de su intimidad una invasión verborreica y terrible: la falsa ilusión de la unidad.

Con donaire de gran señora, la astuta mano nos saluda con desdén y sarcasmo, porque si la mano es ciega, su más elemental necesidad es la de cegar: hacernos avanzar en la oscuridad de sus rutinas. Porque cuando comienzas a amputar sentidos, el que se impone siempre es el único sentido vacío, el sentido del tacto, único sentido entre todos, sentido demoníaco, capaz de sentirse a sí mismo: más que un sentido, un reflejo. 

¡Qué horror, ver niños y dementes tratar de mover los cielos o las montañas a su antojo, inadaptados al mundo, ignorantes y aturdidos! Aunque, si se pudiera pasar de un capítulo de tu vida a otro, no sólo hacia adelante sino también volver atrás, como se rebobina un vídeo o se salta de una pestaña a otra… ¿Acaso alguien puede decir que resistiría la embestida de la tentación? Aunque lo terrible de la tentación es que no es una embestida, sino cosquillas más bien, una sibilina canción de cuna...


domingo, 24 de abril de 2022

Breve análisis del(os) Golpe(s) de Dios

De Dios sabemos que no es una criatura rastrera ni tampoco un cobarde, ya que en el tercer salmo David le agradece el que golpee a sus enemigos en la cara. Lo que nunca sabremos es si Dios golpea con repertorio (uppercut, directos, crochet...) o sólo da guantazos deshonrosos

    La traducción del RVR1960, por ejemplo, no lo deja nada claro: «Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste». En otras traducciones se habla de "quijada" o simplemente de "golpear en la cara". En cualquier caso, ¿cómo se le puede romper los dientes a un “perverso” de un bofetón? La idea del golpeo con repertorio cobra sentido: si Dios es un ser omnisciente, entonces conoce todos los golpes posibles, aunque si es omnipotente, cualquiera de sus bofetones debería poder aniquilarte. (Ahora bien, si cualquiera de los golpes de Dios puede aniquilarte, ¿por qué Dios iba a elegir un golpe, en lugar de otro? Si el conocimiento de Dios es infinito, Dios nunca terminaría de elegir; pero si Dios tiene las opciones limitadas, como sabemos que así es, puesto que PASAN COSAS, en lugar de NO PASAR NADA EN SUSPENSIÓN DE TODO LO QUE PUEDE PASAR, lo lógico es que Dios, por su fetiche de trinitario, utilice sólo tres tipos de golpes, o incluso que Dios siempre golpeé tres veces: el golpe como padre, el golpe como hijo y el golpe como espíritu santo; el golpe con la mente, el golpe con el alma y el golpe con la carne... Incluso: un golpe que le da al hombre como Padre, otro golpe que se da a sí mismo como Hijo y un golpe intermedio e incomprensible en que Dios golpea el mismo golpe como Espíritu santo(1). –A ver, a ver, discutamos esto: ¿acaso no puede golpear Dios al Hombre como Mente, a sí mismo como Alma y fallar un tercer golpe como Carne, porque la Carne siempre fracasa…? Ya que en sentido estricto no sería un fracaso de Dios sino un símbolo en Dios del fracaso de la materia–). Claro que podría ser, prescindiendo de la hipótesis tanto de su omniscencia como de su omnipotencia, las cuales no pretendo enfrentar mediante un razonamiento lógico un domingo tan tranquilo para mi ánimo como éste, que los perversos tengan dientes de leche. A partir de lo cual cabría asimismo preguntarse si Dios es un abusón o si los perversos son, por definición, seres infantiles y sin madurar.

    Si los perversos se encuentran condenados a su infancia, tanto que nunca se les caen los dientes de leche hasta que Dios no les sacude (¿parábola de la madurez, esto es, del desencanto de la vida a través de las hostias que nos depara la vida, ergo del conocimiento y hasta de la sabiduría?) el dilema ético está clarísimo: ¿qué derecho tiene Dios a castigar al débil, sólo porque es su decisión seguir siendo débil, aparte, naturalmente, del derecho que proporciona dominar el gancho de “derechas”?


1. Para otro artículo: ¿puede Dios golpear no el mismo golpe, sino la necesidad del golpe? ¿Es este el fracaso de carne, la subordinación del alma al reino de la necesidad? ¿Qué sabían los gnósticos, a través de Platón, que a nosotros se nos escapa?

viernes, 22 de abril de 2022

Un profesor simpático es un bicho con veneno, una serpiente radical, un elemento antinatural proveniente de los cielos y los infiernos, un químico humanoide letal que torturará a su alumnado con métodos felizmente progresistas: hipnosis, sugestiones, chantajes emocionales,  envenenamiento moral, degradación sutil de la autoestima... La simpatía es tan sólo un matiz de la personalidad, mientras que el escarnio es la herramienta más útil que existe, si no para enseñar, por lo menos sí para vengar nuestro fracaso y castigar la torpeza del prójimo, ocultando nuestra malignidad y el perverso poder de fondo.  ¡Qué tremendo victimista, el profesor típico, cuando protesta por la pérdida de valor y autoridad de su profesión! No, la profesión funcionarial del profesorado no ha perdido valor ni autoridad: lo que acaso haya perdido es fuerza bruta, pero no hay una contradicción, sino una alianza, entre el victimismo y la sutileza de su dominación.

Dar y quitar son juegos de magia para un profesor simpático, naderías, su poder no está ya ni en la fuerza simbólica ni en la autoridad institucional ni en la legitimidad del castigo, sino en el carisma personal, en su habilidad como galán y seductor: en el menoscabo de tu soberanía, en llegar a hacerse indispensable para tu desarrollo adaptativo a las formas y a los fondos pedagógicos, a través de una pérfida influencia soterrada, definiendo la calidad de tu ser por el capricho de su voluntad; y, naturalmente, amaestrándote de paso con gran amabilidad, conduciéndote directo hacia la servidumbre y la insulsez intelectual. ¡Convirtiéndote, en el peor de los casos, en un pelele, y en el mejor, en un bufón!

Un profesor simpático no golpea, no castiga y a duras penas tuerce la mirada: se limita a mutilarte, no orgánica sino espiritualmente: forja tu personalidad en una relación de absoluta dependencia hacia su estimación. Es el peor poder de todos: el poder de abolir tu voluntad fuera de la conveniencia de su aprobación. Con el daño que todas esas ratas alegres nos hicieron, con las degradaciones y las ruinas anímicas que han urdido en nuestra contra, me resulta muy extraño que ningún asesino en serie ni ningún grupo terrorista haya ido directamente a cargarse a profesores. ¡Cuánto apreciaba yo a esos profesores que ni siquiera se dignaban a venir a clase, que estaban siempre de baja o en una boda, o profesionalmente atareados en otros menesteres menos leviatánicos! ¿Y qué decir de aquellos profesores que en lugar de dar clase te contaban su vida? Es verdad que sus anécdotas eran casi siempre algún modo del buen ejemplo, que escondían moralejas y convicciones, pero solían ser moralejas absurdas y convicciones tristes. Pero a mí, que nunca me ha deleitado  sino la inacción y la galbana, fingir que escuchaba a un hombrecillo patético mientras bostezaba y dormitaba en mi pupitre, me hacía los días mucho más sencillos... 

¡Qué horror, qué dilema ético tan desesperado, que mis mejores amigos sean profesores o se estén preparando para serlo! 


viernes, 8 de abril de 2022

Un triunfador se levanta a las seis de la mañana, hace unos ejercicios y sale a correr, se ducha, tuitea mientras toma café solo, estudia ocho horas los movimientos del mercado, come, invierte en criptomonedas, juega un rato al LOL, dispara cientos de matches en Tinder, investiga  y telefonea a sus contactos y se satisface y enorgullece enormemente de que, gracias a su esfuerzo, sacrificio y voluntad, al final de mes le queden limpios los mismos ochocientos euros que tenía el mes pasado. 

Un triunfador, en suma, no acumula dinero en su cuenta bancaria, sino espacio para el dinero que está por ganar. Llama al banco, se seca el sudor de la frente: "Quiero que me abran más espacio" le dice al director "aumentad el tamaño de mi caja fuerte. Veo venir la Gran Fortuna".

miércoles, 6 de abril de 2022

Escribió el teólogo San Dionisio un evangelio, considerado no sólo apócrifo sino profundamente hereje, a causa de sus versículos sobre el dolor de la existencia y lo intolerable e inextricable de la naturaleza humana, que destaca, no sólo por lo anteriormente mencionado, que pertenece tal vez al ámbito de la antropología o de la literatura, sino por su enorme poder de sugestión psicológica al descubrir los matices, no tanto del mal, como de la sospecha por el mal:

"1. Si tu padre es buen padre, pregúntate qué tan buen hijo es;

2. Si tu esposa es buena esposa, qué tan buena madre es; 

3. Y si tus hermanos son buenos hermanos, qué tan buenos amigos son.

4. Porque Dios los conoce a todos, y castigará cada minucia insignificante;

5. No perdonará al buen padre los pecados contra el padre;

6. A la buena esposa los pecados como madre;

7. Ni al buen hermano los pecados contra el amigo.

8. ¡Así es Dios, poderoso y suspicaz!"


¡Qué lucidez, cuánta amargura!


No hay idea más noble ni posibilidad más apetecible para un soldado, acostumbrado a matar, que la idea de la reencarnación, la esperanza de que su víctima, reencarnada, se convierta en su asesino.