Escribió el teólogo San Dionisio un evangelio, considerado no sólo apócrifo sino profundamente hereje, a causa de sus versículos sobre el dolor de la existencia y lo intolerable e inextricable de la naturaleza humana, que destaca, no sólo por lo anteriormente mencionado, que pertenece tal vez al ámbito de la antropología o de la literatura, sino por su enorme poder de sugestión psicológica al descubrir los matices, no tanto del mal, como de la sospecha por el mal:
"1. Si tu padre es buen padre, pregúntate qué tan buen hijo es;
2. Si tu esposa es buena esposa, qué tan buena madre es;
3. Y si tus hermanos son buenos hermanos, qué tan buenos amigos son.
4. Porque Dios los conoce a todos, y castigará cada minucia insignificante;
5. No perdonará al buen padre los pecados contra el padre;
6. A la buena esposa los pecados como madre;
7. Ni al buen hermano los pecados contra el amigo.
8. ¡Así es Dios, poderoso y suspicaz!"
¡Qué lucidez, cuánta amargura!
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