martes, 16 de febrero de 2021

La caca de Mainländer

Un hombre afín al panteísmo, ante la caca atroz y hedionda de su perrito, pone ojos tiernos. 

    Diríase que le perdona la vida a esa caca, pues también participaría de la divinidad. Si a la caca, en un arrebato de minimalista testarudez, la llamase casa, podría irse a vivir dentro de ella.

    Mainländer, en cambio, tomaría aquella caca como lo que es, como un desecho y nada más, un desecho entre desechos, igual que a sí mismo se tomaría como un desecho y nada más.

    Si Mainländer, por último, pisara por accidente una caca, se diría que no es peor pisar una caca que llenarse de aire los pulmones.

No hay comentarios: