sábado, 1 de octubre de 2022

Las cucarachas viven mejor y más sabiamente que los hombres. De entre los hombres sólo aquel genio de Diógenes, del que se dice que reencarnó en cucaracha y que Aristóteles lo pisoteó para borrar, paradójicamente, su huella en la historia, pudo merecer un poco la pena. Pero ya sólo se acuerdan de él unos pocos historiadores, unos pocos díscolos y unos pocos pretenciosos; mas nadie sigue su ejemplo –y se reencarna en cucaracha–.

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