Es muy difícil admirar sin rabia, la admiración es el sentimiento más falso que existe, sobre todo cuando se trata de la admiración por un coetáneo. Admirar intoxica. Y cuando el efecto del tóxico palidece, sólo nos queda la amargura por nuestras admiraciones traicionadas. Yo me he dedicado, sistemáticamente, a vengarme de todas las admiraciones que he sentido... –Al concepto de la admiración habría que oponer el concepto de la veneración: el que admira aspira a mezclarse políticamente con el otro, a ganarse él sino la admiración, al menos la aprobación del otro; el que venera, como quien venera el fuego, sólo aspira a no quemarse: para venerar es necesario desear la distancia.
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