martes, 25 de abril de 2023

Albert Caraco, pensador franco-uruguayo y pesimista de una ferocidad casi incomparable, prometió suicidarse tras la muerte de sus padres, lo que cumplió al ahorcarse el 7 de septiembre de 1971, sólo unas pocas horas después del fallecimiento de su padre.

Naturalmente, Caraco fue un enorme privilegiado, ya que fue hijo único y no tuvo que esperar también al fallecimiento de sus hermanos. ¡Cuántas veces, poseído por el deseo de darme muerte, he deseado ser hijo único! Ante la desesperación de un suicidio jamás realizado, he soñado mil veces con prenderle fuego a mi casa... Nadie sufriría pérdida alguna, puesto que los muertos no sufren y los humos del incendio apenas despiertan a los asfixiados.

Al suicidario lo que más le pesan son sus hermanos. Salvo que sus hermanos sean suicidas mucho más decididos y egoístas que él mismo —y casos así existen en muchas familias—, difícilmente tendrá libre ese camino hasta muy entrada la vejez. Quizá por eso se matan tantos viejos. No hay que darse nunca por vencido. Tener hermanos no debería suponernos una condena tan fatídica...


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