domingo, 11 de abril de 2021

Un buen pesimista piensa que la suma de todos los placeres de todos los hombres posibles y realmente existentes pesa menos que un pequeño sufrimiento que dure apenas medio segundo. Lo que yo pienso es que he disfrutado enormemente de la mayoría de mis pequeños sufrimientos. 

Esto me convierte, naturalmente, en un mal pesimista, aunque en un excelente masoquista y en una todavía más excelente carne de cañón.

Rafael Ferlosio dice esto de los masoquistas, e intuyo que, si no me da la razón, por lo menos me humilla elegantemente: «El duro se endurece mediante un ejercicio que consiste todo él en una especie de previa adaptación a la derrota, en su asimilación anticipada; ejercicio gracias al cual conseguirá, llegado el trance, exorcizarla y trocarla por victoria. Vencerá, pues, sólo a costa de haberse adelantado a perpetrar contra su cuerpo y alma tanto agravio como el que el enemigo habría llegado a inferirle para derrotarlo».

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