sábado, 17 de noviembre de 2018

Es una gran pena que mi mejor y único  talento consista en el victimismo cínico. No el victimismo, con el cual uno puede manipular las emociones ajenas mientras se deleita con la certidumbre de una superioridad moral que los otros, seres nocivos, no pueden respetar; ni el cinismo, con el cual se logra trocar las emociones más profundas en caricaturas que no significan nada, mientras así uno puede fingir no creer en lo que en el fondo sí cree para evitarse de esta forma el disgusto, la decepción o la histeria y logra vivir con plenitud una vida de farsas redondas. El victimismo cínico, al contrario que el victimismo o que el cinismo, carece de utilidad alguna, no se dispone a ningún triunfo, sólo saborea amargamente la conciencia de una derrota inapelable. El victimismo cínico se parece al victimismo en el deleite, pero no pretende manipular las emociones, sino que se deleita en su incertidumbre, deleite agónico cabe añadir, pues sospecha que el ser más nocivo es él. Y se parece al cinismo en el gusto por la caricatura, por lo esperpéntico, pero vive en la decepción constante, se disgusta, es histérico: no es que finja no creer en lo que en el fondo sí cree, sino que no puede fingir verdaderamente nada, todos sus fingimientos son esbozos de fingimientos, todas sus caricaturas son conatos de caricaturas; lo que más destaca, en el victimista cínico, es su enorme torpeza tanto para lo uno como para lo otro, razón por la cual opera ambas condiciones en un único engendro homogéneo pero que se despedaza a cada paso que le concede su ridícula existencia: quien es bueno en una sola cosa, no prueba otra, si no es que es un poco imbécil, como resulta ser mi caso. En el fondo, al contrario que el victimista o el cínico, el victimista cínico es un artista, un artista del martirio que fracasa siempre en el sacrificio: egoísta malsano, santo perverso, nunca colocará ninguna sensibilidad por encima de la propia, no tanto por maldad como, quizás, por pura indolencia. El victimista cínico es, si cabe suponerle un único epíteto sustancial sobre todos los demás, sobre todo un escombro impotente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Leyendo tus entradas y analizándote un poco por encima creo que lo único que te ha salvado del suicidio es esa creencia tuya sobre ti mismo de ser una persona inteligente y superior a los demás,todo esto ligado a tu lucidez y capacidad de análisis de las situaciones sociales hacen que dediques tu vida a plasmar tus conclusiones en este blog, sirviendote éste de ampáro y desahago, y dejando en segundo plano cualquier otra tarea.
Por cierto, tienes buena prosa, aunque demasiado adornada en algunas ocasiones.