sábado, 3 de noviembre de 2018

Me ha costado mucho esfuerzo, sacrificio y sufrimiento, largas jornadas nocturnas de observación científica llegar a comprender, o si no comprender, por lo menos aceptar, que a veces el microondas gira en sentido de las agujas del reloj y que otras veces gira en sentido contrario y que este hecho, que parece monstruoso, una anomalía apocalíptica, no significa nada. Que no cunda el pánico: la polaridad magnética de los campos terrestres sigue intacta. El Juicio Final tendrá que esperar. Podéis seguir enviando misivas románticas con vuestras palomas mensajeras, de cuya pérdida no me responsabilizo. Si no os responden, es porque no os quieren. A mí, en adelante, no me culpéis por vuestros desaires amorosos.

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